Tantra

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Autor: Jie Kong

El Tantra es un concepto que se suele asociar con las tradiciones indo-tibetanas. Sin embargo, el Tantra mismo define su lugar en todas partes y en todo, y todo lo que está más allá de los límites de lo ordinario y la limitación, es Tantra. En consecuencia, cualquier intento de limitarlo o unirlo a algo está condenado al fracaso, ya que la idea del Tantra parece estar vinculada al budismo y al hinduismo, pero al mismo tiempo es realmente comprensible sólo para aquellos que hayan logrado la transformación, lo que lleva más allá de los límites de la definición.

Resulta que podemos hablar de ciertas ramas tántricas solo en el contexto de la implementación real del proceso de transformación. Al mismo tiempo, el estudio y el seguimiento de las diferentes direcciones del Tantra ofrecidas por varios maestros, se basan en su experiencia del conocimiento del Tantra. El Tantra comienza donde ya se realiza incluso una explicación del Tantra.

Llevar este fenómeno a una normalidad ordenada es una tarea inútil, ya que el Tantra, como un gusano de seda, está ligado al tejido del proceso, o más bien, a su vivencia. O, aún mejor dicho, hay que hablar no del intento de comparar el patrón algorítmico de este camino, sino de la técnica de seguridad del proceso de arrojarse sin control a una experiencia de lo misterioso o a la iniciación al desarrollo espiritual. Y considerando que los mismos maestros tántricos permanecen, como regla general, en un estado alterado de conciencia, ¿qué podemos exigir de sus seguidores? Por lo tanto, el Tantra siempre ha sido, y sigue siéndolo hasta hoy en día, principalmente una experiencia de transformación y no una designación de cierta realidad.

Por supuesto, uno puede apoyarse en el diálogo entre Shiva y Shakti en su conocimiento del Tantra, pero esta es una explicación alegórica figurativa, que implica la vivencia de fusionarse con las fuerzas superiores, lo que crea una explicación transpersonal de lo inexplicable. Entonces resulta que la predeterminación de este camino se establece por la fuerza de la conciencia, y no por su ausencia. Pero debido a que la ausencia del esfuerzo consciente (por ejemplo, a través de su liberación) también es Tantra, a priori quedamos limitados en nuestra búsqueda de la verdad.

Por lo tanto, para el Tantra es importante el telar que ofrece a sus seguidores el Camino. Y precisamente éste establece el desarrollo de esta tendencia según el lugar de vida (por ejemplo, en el Tíbet), según el maestro o el sistema de conocimiento, donde es necesario activar las capacidades operativas del cerebro. Y esto hace único el concepto mismo de Tantra, ya que cualquier locura o éxtasis, de hecho, también es Tantra.

Esto creó una desviación brusca de esta tendencia hacia la sexualidad como el método de vivencia tántrica más rápido y más fácil de lograr. Por supuesto, también podemos considerar a esto como Tantra, pero la cuestión consiste en quién gobierna las vivencias tántricas — la persona misma o las fuerzas que activa.

Y dado que el énfasis en la experiencia tántrica está en el estado extático con el pretexto de repetir el acto cósmico del par divino primario Shiva-Shakti, entonces es comprensible adónde todo esto puede llevar una conciencia débil o no preparada. Por lo tanto, resulta que incluso Vigñan Bhairav Tantra con sus cientos de técnicas de meditación puede convertirse fácilmente en un acto de relaciones extáticas, donde la preparación individual llega a ser un pasatiempo llamado “Tantra”. Y el mismo Dzogchen, que predeterminó la formación de aquello que comenzó a percibirse como el estado tántrico de conciencia, lleva fácilmente a su pérdida.

Pero dado que el Tantra se encuentra en la zona de todo tipo de imaginaciones, no tenemos que hablar de la corrección o incorrección de ningún tipo de Tantra, puesto que éste lo determina todo. Y podemos hablar un sinfín del Punto Medio, pero lo importante es preparar conceptualmente nuestra conciencia para la percepción del Tantra en su diversidad, y no como una sola línea.

La tarea del Tantra es expandir nuestras capacidades y no limitarlas. Esto está conectado con el lugar y las culturas, y lo más importante, con la conciencia de las personas que viven, por ejemplo, en la tradición Bön o son seguidores de Kriya Tantra. Y aquí la pregunta es cuál es la base de alguien que practica Tantra o simplemente cree que lo practica. Es importante preguntarse: “¿Qué es el Tantra para mí? ¿Qué entiendo yo bajo este concepto? — ya que la incomprensión del Tantra no nos protege de la posibilidad de caer bajo su dependencia.

Por ejemplo, una persona que está acostumbrada a maldecir, muy rápidamente se convierte en un practicante de Tantra, porque activa no solo las leyes de transformación en su cerebro, sino también crea una dependencia de la misma maldición. Y dado que esta dependencia ya no está regulada por la mente, sino por la transformación causada por su comportamiento, la persona llega a ser un practicante de Tantra, recitando constantemente su mantra. Pero sin comprender el proceso interno de excitación y sin saber cómo controlarlo, permaneciendo en una dependencia del mismo, todo el mundo se vuelve practicante de Tantra repitiendo sus propios mantras clásicos.

Lo más difícil en el Tantra es el apego a su doctrina que implica la capacidad primero de experimentar la conciencia y recién después pasar a los logros sensoriales-corporales. Y dado que el Tantra a menudo se define como práctica espiritual, primero hay que entender dónde está el Tantra del espíritu, de lo contrario, se convertirá en el Tantra de la expectativa y no en el Tantra de la Unión Interna.

Y dado que cualquier unión se considera como Tantra, la unión con la expectativa también se puede considerar como Tantra. Al mismo tiempo, unir, coser o zurcir, son cosas diferentes. El Tantra se basa originalmente en las leyes del karma, por lo cual es importante comprender que la limitación también es una forma de Tantra. Y donde se crea el patrón, pasa la transformación y esto es Tantra.

Lo dicho es para la mente contemplativa, mientras que una mente incapaz de enfocarse crea una imagen completamente diferente de percepción. Por lo tanto, resulta que mayormente prevalece la reacción al Tantra en el proceso de su logro, lo que no significa en absoluto que el proceso tántrico no ocurra.

Tantra es, sobre todo, permanecer en un estado peculiar de conciencia y cuerpo, y en esto radica su grandeza. E indudablemente, hay que saber expresar una actitud hacia este estado, no desde la posición de consentimiento o negación, sino de la realización de los esquemas macrocósmicos de la permanencia de lo verdadero en el universo, donde el Tantra supremo es la capacidad de la vivencia de Sri Yantra. Por lo tanto, uno debe reducir cuidadosamente todo a la naturaleza de dos principios, femenino y masculino, y comprender la diversidad de este sistema de vida.

Vajrayāna ocupa un lugar especial en el conocimiento del Tantra, pero la complejidad de su conocimiento es también una de las propiedades del Tantra. De hecho, es aquello con lo que debemos comenzar el Camino Tántrico. Es decir, no con el Vajrayāna mismo, sino con el Tantra de la cognición del Vajrayāna. En esto también consiste la peculiaridad de la dirección Dzogchen.

Sin aprender a contemplar, solo perteneceremos al Tantra, pero éste no estará dentro de nosotros, que determina nuestro estado no dual o dual en este proceso. Y justamente la naturaleza dual lleva a los buscadores espirituales a la separación en vez de la Unión.

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