Cerebro, conciencia, pensamiento

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Autor: Jie Kong

El cerebro, la conciencia y el pensamiento, son los que determinan la actividad de nuestro cerebro, participando tanto en la construcción del propio Cuerpo cerebral, como en la organización de la conciencia y el pensamiento. Sin embargo, si nuestra conciencia no tiene cuerpo, el pensamiento tampoco lo tendrá. Por lo cual, aunque podemos hablar de la presencia de un cerebro, no podemos hablar de la presencia de conciencia y pensamiento.

Aquello que llamamos pensamiento es una excitación temporal por factores externos, pero es procesado por neuronas orientadas hacia afuera. Tales neuronas son las del ojo (las neuronas de la retina), del oído (las neuronas de la cóclea), las neuronas de las funciones reducidas de la actividad del cerebro o, digamos, de los órganos internos. Es decir, la cuestión radica en la diferencia entre las señales químicas, mecánicas y eléctricas y en el lugar de su procesamiento y acumulación, lo que determina no solo la capacidad de la conciencia, sino también su existencia en general.

Lo más difícil para nuestra conciencia son los procesos de reacciones internas del cerebro, que determinan la actividad de nuestra mente. Por desgracia, a menudo la comprensión personal de estos procesos no es más que una ilusión, una reacción del cerebro a la conciencia misma, un pensamiento. Resulta que no debemos intentar comprender la conciencia, sino su poder para conocer la física tanto del cerebro, como de los pensamientos y la conciencia misma.

Sin percibir el poder de la conciencia, que se basa tanto en la naturaleza de la existencia de la mente como en la generación de la Arquitectura del pensamiento con su ayuda, solo estamos involucrados en una especie de generación de pensamientos o en reacciones (como regla general, provocadas por estímulos externos). El conocimiento de las posibilidades de nuestra conciencia se basa en la comprensión de su esfuerzo, lo que nos lleva al concepto de la concentración. En pocas palabras: ¿poseemos funciones que nos permitan pensar?

Para realizar la naturaleza de la conciencia, es importante actualizar las células de nuestro cerebro. Esto también se puede llamar construcción de una cosmovisión que es distintiva y que forma pensamientos distintivos, lo que crea el formato de pensamiento requerido por nuestra conciencia. Pero si el cerebro no tiene la capacidad de participar en el proceso de pensamiento, no tendremos pensamientos en general.

Resulta que en el proceso de la construcción de conciencia y pensamientos, debemos asignar el papel principal al cerebro, que forma la membrana consciente que necesitamos, asociada con la actividad de las neuronas y la generación de los impulsos nerviosos.

Así que, el depósito principal de almacenamiento de nuestra conciencia es el cerebro. La conciencia es un esqueleto invisible, pero si actualizamos la concentración y la nutrimos, la conciencia empieza a alimentarse internamente tanto del cerebro como del cuerpo.

Además, a menudo confundimos los pensamientos con lo que forman las neuronas involucradas en el proceso de influencias externas: aquello que vimos, oímos, sentimos. En realidad, estos no son más que reacciones. O, digamos, el producto de la actividad de la masa de los ganglios sensitivos cerebroespinales conectados con varios órganos internos.

Es importante aceptar que la conciencia es una función. Pero la producción de neuronas es también una función, y la pregunta es cuál de estas funciones domina, ya que la conciencia formada también es capaz de generar neuronas.

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