Yembé
Autor: Ben Chelero
El Yembé es el famoso tambor de mano, cuyo origen es de la región de África occidental. La fama mundial de este instrumento de percusión lo destaca de otros tambores africanos y su importancia para los ritmos y la música, africanos es realmente enorme.
Yembé es un membranófono que se ejecuta con las manos. El tambor tradicional está hecho de membrana de piel de cabra. La forma de cono truncado, tallada a mano de una sola pieza de madera maciza, se considera como la correcta. Cuando se forma la proporción correcta, se produce la resonancia perpendicular a la membrana, lo que da al sonido del Yembé un tono grave profundo.
Hasta el siglo XX, la membrana se fijaba al cuerpo con tendones, intestinos o una tira de cuero crudo, que no solo creaba un sonido especial en la cavidad, sino también formaba la presión energética totémica, o dicho en otras palabras, resonancia asociada con el Tótem del lugar. Es decir, el Yembé tradicional representa la proyección de la fuerza externa, generando energía cinética definida por la membrana y la fijación de la membrana, que influye en todo el módulo, la cavidad y la forma de copa del instrumento.
En la actualidad, cuando se usa cuerda de nylon o poliéster resistente a la tensión para sujetar la membrana, por supuesto, se perdió el auténtico carácter del Yembé, ya que mucho comenzó a depender de la forma de la cavidad de su cuerpo y la comprensión del músico de las leyes de la fuerza del sonido, que surge y desaparece principalmente debido a la resonancia con el contorno del Yembé.
Este detalle aparentemente insignificante afecta significativamente la vida interior del Yembé, que originalmente era un objeto ritual de comunicación con el espacio y conservaba su fuerza incluso si no lo tocaban. Debido al diseño especial de este tambor, la oscilación del aire se mantiene incluso en un estado tranquilo. Esto establece ciertas implicaciones al espacio donde se encuentra el Yembé. Todo en este instrumento (la densidad de la madera, patrones y talla, las características del cuero, su forma general) debe ser unificado en una proporción íntegra, colocado y posicionado de tal manera cual haga universal la voz del instrumento.
Cuando sus posibilidades mágicas se abren el Yembé se llena de vida, su forma obtiene espíritu. En este proceso está involucrado el espíritu del árbol del cual se talló el cuerpo del tambor y el espíritu del animal del cual se hizo la piel, mientras que las proporciones determinan la naturaleza de la creación. Debido a esto, cada Yembé tiene su propio carácter individual, que depende principalmente de la membrana.
La peculiaridad del Yembé es que no tiene nada de insignificante. Todo influye, incluso quién, cómo y cuánto lo toca. Algunos Yembés están creados exclusivamente para tareas rituales y deben ejecutarse únicamente por los iniciados en la tradición. La historia del uso ritual de este instrumento se remonta a 5.000 años y está asociada con el culto a los antepasados o el culto a la conciencia que dio origen a los pueblos en el territorio de Malí actual (principalmente en su parte sur). La conexión más fuerte del Yembé es con la cultura Bambara (Bamana) – es la gente del grupo mandinga que vive en África occidental y cerca de la frontera sur del Sahara. En esta zona se formó la ideología del Yembé que hasta el día de hoy se mantiene en las Sociedades Secretas Komo, Ndomo, Nama, Kono, Kore y Tyi Wara. En estas tradiciones, los Yembés se usan en varias ceremonias y en determinadas etapas de iniciación para purificar el Camino y reunirse con la Conciencia Superior.
La leyenda dice que la aparición de Yembé permitió conservar la conexión de las personas con la Conciencia Superior, que realmente salvó el espíritu (y continúa salvándolo) de su degeneración. Esto sucedió debido al que el toque de Yembé contribuyó a la conservación del orden de la Conciencia Superior en el espacio, que a través del ritmo gobierna todos los tipos de actividad del hombre.
La idea del enlace y la conexión es inherente al nombre mismo del tambor: en el idioma Bambara “Jebe Barra” significa un “llamado a la unidad”. Yembé cumple con la tarea de reunirse con una Conciencia Superior (Pemba), que dota al ser humano de la conciencia superior a través del ritmo. A partir de esto comenzó el camino del Yembé, cuyo toque fue tanto una ofrenda de esencia rítmica a los antepasados como la encarnación del poder divino en el espacio de la vida cotidiana.
Esto se debe al hecho de que el sonido del Yembé materializa una energía especial en estado de vibración. Este tipo de esencia energética es la alimentación para el espíritu y un código peculiar del espacio, que denota la pertenencia a determinada Sociedad Secreta. Con la ayuda de esta energía se produce el despertar y la revelación del espíritu activo, que se expresa por el sonido del Yembé.
Los ritmos del Yembé se convierten en la fuerza del espacio, que se recupera y fortalece a todos los que están dentro de estos ritmos. De esta manera fueron creados siete ritmos de Yembé, en cuya la base, tal vez, aparecieron las primeras Sociedades Secretas africanas que conservaron el ritmo. Según Bambara, tocar el Yembé es un toque de los cuatro puntos cardinales donde se establecen los límites del Universo, dividiéndolo en siete partes que corresponden a los siete Cielos. De acuerdo con esto, las tareas y las habilidades del Yembé varían según el material y la calidad de la membrana: una membrana con piel manchada, con piel blanca, con piel oscura, etc.
A pesar de que, en su forma moderna, el Yembé existe desde el siglo XIII, su historia esotérica es mucho más profunda. Como, de hecho, es la conexión con las tribus que habitan el territorio de los países como Malí, Guinea, Senegal, Costa de Marfil, Burkina Faso, Níger, Gambia, Guinea-Bissau, Liberia y Chad.
El primero en asociarse con Yembé fue la casta de herreros Nunu de la nacionalidad Bambara, que extrajo ritmos durante la fundición del mineral de hierro. Por supuesto, los herreros Nunu son una Sociedad Secreta, aquellos que se comunican con las fuerzas de la tierra, el metal. Otra fuente de origen del Yembé es el uso de mortero para moler grano o mijo. Este mortero tiene forma característica y su uso implica determinado ritmo.
Hoy en día, el uso del tambor Yembé no tiene limitaciones ni en términos de tareas ni en los principios del toque y en esto consiste su valor especial. Puede reemplazar y representar cualquier tipo el tambor en matrimonios, bautizos, entierros, circuncisiones y escisión, bailes, demostraciones, rituales e incluso para resolver disputas entre los hombres del pueblo o su organización entre las mujeres.
En la actualidad a quienes tocan el Yembé llaman “djembefolas”. Yembé no tiene restricciones sobre quién puede convertirse en djembefola y puede hablar sobre los grandes líderes o alabar la profesión del zapatero, o reunirse con la Conciencia Superior. El toque mismo de Yembé se ha convertido en una práctica para el perfeccionamiento del cuerpo para que la persona sea apta para cualquier trabajo físico. Al fin y al cabo, ¿qué podría ser más beneficioso para las articulaciones que la técnica correcta de tocar el Yembé?
El Yembé se puede tocar solo o formar un conjunto de Yembés. El conjunto de Yembés típico consiste en un solista, uno o dos Yembés que lo acompañan y uno o tres músicos que tocan el bombo dundun, que generalmente se toca con palos para formar la estructura básica del ritmo.
Hoy en día, se formaron tres tipos de bombos, que varían en tamaño y sonido.
- Doundounba o dundun
- Sangban
- Kenkeni
El toque del Yembé absorbió toda la variedad de instrumentos de percusión. Se puede tocar solo, junto con otros djembefolas o con un bombo. Es interesante que mayormente los hombres tocan el Yembé, pero las mujeres también participan: cantan o aplauden, por lo que la interpretación de una sola canción puede durar horas. A veces, el toque de Yembé va acompañado por el tintineo de unas placas de metal con anillos, que se fijan al instrumento.
Y aunque el tambor Yembé está destinado a ser un participante en el proceso y no a dominar, la singularidad de este instrumento radica en su versatilidad, capacidad de subordinar el toque a tareas superiores o simplemente ser un notable participante en los eventos del pueblo. De esta manera, el Yembé no solo establece la vida en el pueblo, sino también lucha contra el debilitamiento de la cultura africana, salvando los ritmos africanos tradicionales. Bueno, gracias a su sonido escuchado en otros continentes, hace mucho tiempo que el Yembé puede ser considerado como un tambor del mundo, que adquiere colores de sonido únicos dependiendo del lugar donde continúa cumpliendo con su función principal de conectar y purificar el espacio.
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